El ciclo escolar 2020-2021 comenzó, 25.2 millones de alumnos de educación básica y preescolar volvieron a clases de manera no presencial, esto debido a la pandemia que ya lleva 63 mil 814 defunciones en México.

A pesar de que la SEP tuvo más de 6 meses para plantear estrategias y programas para hacer funcionar la modalidad a distancia, la respuesta es deficiente y preocupan las consecuencias que tendrá en el desarrollo de los jóvenes que actualmente reciben una educación sin precedentes.
El programa “Aprende en casa II” planteado por el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, consiste en brindar recursos para la educación a través de programas de televisión transmitidos en cadena nacional, proporcionar libros de texto y asesorar a maestros en “pedagogías a distancia”. Nada más, nada menos.

Esto es una respuesta ineficiente debido a varias razones. La primera son los problemas de acceso tanto a internet, como a televisión, radio y electricidad.
Según los datos más recientes del INEGI, sólo el 44.3% de los hogares en México cuentan con una computadora y aunque el 92% tenga acceso a la televisión, este dato es engañoso porque no especifica si se posee una televisión o no.
En muchas comunidades indígenas y zonas pobres simplemente no van a llegar los programas de “Aprende en casa II”, más bien serán los profesores rurales quienes tendrán que esforzarse para lograr que los alumnos puedan continuar sus estudios, para quienes no ha sido considerada alguna forma de apoyo.

Pero incluso si en un hogar se posee una computadora o una televisión, quizá no sea suficiente. ¿Qué pasa si son dos o más niños los que viven en esa casa y todos necesitan su uso para recibir clases?, ¿qué pasa si los padres necesitan la computadora para trabajar?
Una estrategia hubiera sido proporcionar dispositivos electrónicos gratuitos, esa habría sido una verdadera inversión, pero mejor se optó por pagar millones a Televisa y a Tv Azteca para que llevaran las clases a los hogares.
Otro problema que surge es el del papel de las madres en la educación. Es bien sabido que en México la gran mayoría de las madres son las que se encargan de la educación, y ahora con los hijos en casa ellas tienen que cooperar con las escuelas para que esto funcione.

En la modalidad presencial inclusive los niños pasaban las tardes en las escuelas para que los padres pudieran ir a trabajar. Pero ante el encierro, la situación del trabajo doméstico se ha incrementado.
¿Qué pasa con las madres que tienen que trabajar para sustentar a sus hijos?, ¿qué pasa con las maestras que tienen hijos y a la vez tienen que dar clases?
Además de eso, también cabe preguntarse ¿realmente se puede aprender por televisión?, ¿cómo van a leer los alumnos con la tele prendida?, ¿qué pasa si un chico tiene una duda o se atora en algo? Realmente es muy cuestionable la capacidad de la tecnología para transmitir la educación.

Lo peor de todo es que la educación en México ya tenía problemas para que los alumnos aprendieran correctamente. Este país está muy por debajo del promedio internacional en la prueba PISA, tanto en lectura de comprensión como habilidades matemáticas y ciencias.
Lo que más nos arde
En México existen 5.4 millones de personas analfabetas y 3.3 millones de personas que no pasaron del segundo año de primaria debido sobre todo a sus condiciones socioeconómicas.
La población indígena es la más afectada por la falta de materiales en su idioma y ante la falta de un verdadero programa educativo lo más probable es que estas cifras vayan a aumentar.
Quizá la mayor pérdida de esta pandemia sea la educativa, probablemente se pierdan años de avance en acceso a la educación, alfabetización y disminución de la brecha educativa.
¿Qué va a ser de México si sus ciudadanos no reciben una verdadera educación?
Fuentes: