La semana pasada, eramos testigos de cómo un grupo de personas, con la cara tapada, se ponían a hacer destrozos dentro de las inmediaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Todo esto con el fin de reclamar a las autoridades de la Ciudad de México, que dieran con el paradero de su compañero Jorge Esquivel Muñoz «el Yorch».
De acuerdo con lo que decía uno de estos «estudiantes», de la Facultad de Filosofía y Letras, en la noche anterior, un grupo de diez personas con corte militar y ropa de civil, se llevaron al «Yorch» y a dos de sus compañeros, en un auto, amenazándo con pistolas a cualquiera que quisiera ayudarlos.
Ese mismo jueves, 25 de febrero, se localizó a Esquivel Muñoz en una agencia de la Procuraduría General de la República (PGR), donde se le culpa de «delitos contra la salud, en modalidad grave».
Resulta que este joven, que tiene el aspecto de un respetable estudiante, que no fuma, toma o se droga, llevaba consigo 50 bolsitas de cocaína, 26 pastillas de Rivotril y 300 gramos de marihuana, esto de acuerdo con la Unidad Especializada en Investigación de Delitos de Narcóticos Destinados al Consumo Final (UEIDCNCF).
Por lo mismo, el «Yorch» ya fue trasladado al penal federal de Oaxaca, en donde permanecerá durante su resolución legal.
LO MÁS INTERESANTE
Desde el año 2014, el abogado general de la UNAM, César Iván Astudillo, le insistió a la PGR que atendiera el problema del narcomenudeo en Ciudad Universitaria, particularmente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Astudillo explicó que CU es un recinto abierto a todo el mundo, por lo que personas ajenas a la Máxima Casa de Estudios de México, pueden entrar fácilmente, y proveer a las personas con diferentes tipos de drogas y estupefacientes.
LO QUE MÁS ENCHILA
Como bien sabemos, dentro de nuestra UNAM, hay gente que no debería estar ahí, ocupando un lugar que no les pertenece, debido al bajo rendimiento académico que presentan. Mientras, hay miles de personas que se quedaron fuera de dicha casa de estudios, que bien pudieron haber aprovechado ese lugar.
Esperemos que las autoridades competentes trabajen DE ACUERDO CON LA LEY, y continúen con las averiguaciones sobre este tipo de individuos. Esperemos que los daños en la reputación, que ha sufrido la UNAM, no repercutan en su alto estándar educativo.