En México ya estamos acostumbrados a las luchas entre sectores y clases sociales, incluso a la constante carrera entre la clase privilegiada, empresarios y políticos, y la clase trabajadora, que se dedica a sobrevivir bajo los pies de la primera.

En el contexto de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), un grupo de ciudadanos convocó a una marcha contra las decisiones del nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a quien acusan de ir contra el progreso del país, por asegurar que echará abajo el proyecto en cuanto tome posesión.

El 11 de noviembre es la fecha prevista y los organizadores dicen que emularán todo el caos citadino que el mismo AMLO provocó en sus años de lucha, por el llamado “gobierno legítimo”.

El proyecto del NAIM ha sido polémico desde que se planteó, en sus dos versiones requería una enorme inversión y destruir importantes ecosistemas naturales alrededor de la ya muy dañada Ciudad de México.

El actual aeropuerto es un caos y se está hundiendo; es un tema conocido por todos y que preocupa principalmente al sector empresarial del país que ve su dinero moverse en ese lugar. Por otro lado, al sector popular poco le interesa cuántos vuelos diarios pueden o no llegar a la Ciudad de México, pues está preocupado por los cortes de agua, el tránsito y la falta de empleos para la clase media.

La Marcha Fifí fue nombrada así, respondiendo al término que el mismo AMLO utiliza para referirse al sector privilegiado del país que lo critica y rechaza.

Al menos en teoría, esta marcha convoca a quienes creen se verán beneficiados económicamente con el NAIM y que se oponen a aquellos que no quieren el proyecto.

Irónico o no, la realidad es que una marcha no cambiará la decisión que tomen los interesados respecto al NAIM, a quienes evidentemente poco les pesa lo que piense el pueblo frente a los millones de dólares que tienen invertidos ahí.

@ElArdidisimo