No es feminismo, no es feminazismo y menos aún es misandria, sólo es una descripción de la realidad. El género masculino en México es un asco, una construcción torcida, artesanía mal hecha y que es el rostro de muchos problemas sociales que no han podido ser eliminados.

Para empezar, la gran mayoría de los hombres mexicanos son criados, educados en la creencia de que son lindos, guapos, inteligentes, perfectos e inalcanzables, y a partir de ahí, no hay ninguna mujer, excepto su mamá, que merezca su respeto.

Y si no fuera así, si ellos fueran criados en la igualdad de género, no tendríamos como estadística que más del 66% de las mujeres mexicanas ha sufrido violencia por parte de un hombre.

Después sigue el tema de las tareas domésticas. Los hombres mexicanos salen de la casa de su mamá para casarse y se consiguen una nueva mamá con título de esposa, a la que le endilgan tareas tan elementales para la sobrevivencia como lavar sus calzones y hacer de comer.

¿Qué clase de seres cavernarios se están criando en México? Tan cavernarios y tan retrasados que ignoran actividades que son básicas para cualquier ser humano; en promedio las mujeres de este país, dedican más del doble de horas que los hombres a las tareas domésticas, y eso aún en los casos en que ambos aportan económicamente al hogar.

Los hombres mexicanos están tan educados en el machismo, que son conocidos por ejercer acoso callejero, violencia y discriminación contra ellas, sin que eso les parezca raro o incorrecto. “Por supuesto que si mi mamá me dijo que yo soy guapo e inalcanzable, de seguro todas quieren que yo les grite porquerías en la calle, y a lo mejor hasta que las toque sin su permiso, seguro que sí.”.

Finalmente, el problema radica en que esos mismos machos mexicanos fueron instruidos por otras mujeres, ellas que nacieron y crecieron siendo víctimas del machismo, y al llegar al punto de criar una familia, sólo perpetuaron ese patrón enfermizo y arcaico, que sigue dominando al país en pleno siglo XXI.

@ElArdidisimo