¿Qué pensarías si supieras que has estado desperdiciando valioso tiempo de tu vida? Todos queremos tener una vida próspera, una vida en la que no tengamos que preocuparnos por cuánto cuesta, o cómo le vamos a hacer para llegar a la quincena.
Para eso estudiamos y trabajamos arduamente, para lograr cumplir nuestros objetivos; pero terminamos laborando para recibir un sueldo bajo, y vivir un poco mejor que al día.
El problema es que hemos escogido el giro equivocado; para dejar de ganar sueldos minúsculos y comenzar a tener un sueldo, de al menos 100 mil pesos, lo único que debemos hacer es convertirnos en diputados
No, no hay ningún error, los diputados locales mexicanos están en el top mundial, pero no por su desempeño, tampoco por su preparación; sino por su elevadísimo costo para la nación.
Los diputados locales gozan de sueldos y prestaciones bárbaras, que pocos, muy pocos ciudadanos, pueden tener acceso. Los diputados de Guanajuato y Chihuahua, perciben un salario que supera los 200 mil pesos al mes, mientras que en Sonora, Estado de México, Zacatecas, San Luis Potosí, Nayarit y Chiapas, pueden percibir entre 100 y 150 mil pesos al mes.
Algunos parlamentos en México, gastan más dinero por diputado, que otros parlamentos en países desarrollados, tal es el caso de la Asamblea Legislativa de la capital, que gasta por diputado 2.92 millones de dólares, en comparación con los 1.47 millones de dólares, que gasta el parlamento de Japón.
LO QUE MÁS ENCHILA
A pesar de sus altos sueldos, cada año se han registrado incrementos en el gasto público, para salarios de los diputados; el Congreso de la Ciudad de México ha gastado 62.3% más, en remuneraciones, desde 2010; mientras que el salario mínimo ha registrado un incremento promedio de dos pesos con diez centavos, por año.
Por otro lado, el trabajo de los diputados es presentar iniciativas, discutirlas y votarlas, así como analizar las propuestas del gobernador, tareas para las que tienen un periodo ordinario de sesiones, que debieran ser 70 días por año.
No obstante, en estados como Aguascalientes, Querétaro y Baja California Sur, los congresos no alcanzan ni siquiera 40 días trabajados en el año.