Hoy decidí dejar mi auto en casa y usar el transporte público, para contribuir a disminuir el tránsito y a tener un aire más limpio. El trayecto fue, por lejos, placentero; si bien no tuve que pasar horas buscando un estacionamiento para mi auto, lo que viví a cambio, fue un operador de autobús grosero, seguramente mal capacitado para el trabajo, y unidades en ¡pésimo, pésimo estado! El sistema de metrobús y metro, son rescatables en este tema, pero no pude dejar de pensar en, cómo otros países han solucionado el tema de movilidad con sus ciudadanos, mientras nosotros, como es habitual, sólo observamos a otros solucionar los problemas, y aquí nos acostumbramos a vivir con ellos.
Japón
En Japón, el tren es el sistema de transporte por excelencia, rápido y eficiente. El precio, no puede parecer barato, pero créeme, que la experiencia de viaje es muy diferente. Los trenes son impresionantemente puntuales, recordemos que el pueblo japonés tiene una muy arraigada cultura de puntualidad, por lo que, el transporte público colabora a que sus ciudadanos lleguen a tiempo a sus compromisos.
Un pase para turista, para usar por un día entero el servicio, ilimitadamente, puede costar unos 2 mil yenes japoneses, unos trescientos treinta pesos mexicanos.
Londres
Los taxis londinenses, son tan emblemáticos como el Big Ben. Es una tristeza, pero los taxistas en Londres están años luz más preparados, que los taxistas en nuestro país. Tan sólo para obtener su licencia, deben memorizar más de 20 mil calles y presentar un examen llamado “The Knowledge”; la preparación para este examen dura unos dos años, ¡sí, tardan dos años en prepararse para ser taxistas!
Estados Unidos
¿Qué tal algo más cerca? Y también algo mucho más sencillo, algo tan simple como tomar un autobús, lo que nosotros llamamos coloquialmente camión. En Estados Unidos, y muchos otros países, sólo puedes abordar el autobús, o descender de él, en paradas establecidas, y no en cualquier lugar, como estamos acostumbrados en muchas partes del país.
El pago puede realizarse en efectivo o con tarjetas prepago, lo que facilita mucho a sus usuarios hacer uso de él.
LO QUE MÁS ENCHILA
En nuestro país, mucho del transporte público es sucio, los operadores están lejos de ser debidamente capacitados, la atención a los usuarios es deprimente, y ni hablar de que sea puntual.
En muchas rutas de autobuses no existen paradas establecidas lo que, sin duda, le resta eficiencia, sumado a la nula cooperación de los usuarios, para que éste, se acerque a los sistemas de transporte de otros países; exigiendo paradas donde está explícitamente prohibido o dejando su basura dentro de las unidades.
Es de ardidos 