Votar o no votar, esa es la cuestión… 

La democracia en México es solamente un término institucional, un recurso lingüístico al que recurren los políticos para adornar sus discursos y hacernos creer que ahora sí, una vez más, todo va a cambiar, va a ser mejor y tendremos un país como el que soñamos en las películas gringas.

Cada periodo electoral es lo mismo, un montón de discursos complacientes y prometedores que no hablan para nada de la realidad y mucho menos de las necesidades de los ciudadanos. Ya desde mucho antes, todos sabemos que nada de eso se cumplirá y no nos hacemos ilusiones…

Teóricamente sabemos que el voto es el instrumento principal para ejercer la democracia, en un país en que se respeta la elección de la mayoría y los procesos son transparentes. Pero como en México nacimos para perder, el voto es una especie de placebo, la droga que nos hace creer que participamos, y nos toman en cuenta para construir el país.

Ese paliativo absurdo que nos dan a los mexicanos, en cada periodo electoral, cuesta más de dos mil millones de pesos del erario público, un dinero que no se destina a servicios de salud, escuelas o transporte público, mínimamente digno, porque se tira en papel, propaganda política y un circo estúpido para votantes estúpidos.

Literalmente, los partidos políticos son el cirquero, nosotros los changos y la boleta electoral son los cacahuates que nos avientan a la jaula para que hagamos nuestras gracias. El público visitante son todos los países que nos observan desde afuera, se ríen de nosotros y pasan de largo.

Y para colmo de la sinvergüenzada, en años recientes a los políticos se les ocurrió proponer el tema de la «segunda vuelta», un sistema a través del cual los dos finalistas en una elección pueden entrar a una segunda elección (más costosa), para que el electorado defina de manera cerrada a quién quiere en el poder. Claro que si así fuera, las alianzas entre partidos no se dejarían esperar y de cualquier manera, ellos terminarían eligiendo al ganador.

Lo que más nos arde

Votar o no votar, ¿realmente importa cuando el sistema está construido para que ganen los partidos?

Es todo un absurdo, dinero gastado en hacernos creer algo que ya sabemos que no es verdad. Ellos hacen su parte armando el escenario (el cual además nos cobran), nosotros hacemos la nuestra, cuando vamos a poner nuestra cara de ciudadanos interesados en quién sabe qué cosa y tachamos la hojita como si en verdad eligiéramos a candidatos comprometidos, con propuestas reales, en una elección sana y completamente legal. ¡Sí, cómo no!, ¿y tu nieve?

@ElArdidisimo

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