El día que la gasolina llegó a los $20 pesos

Ni la reforma energética, ni las promesas de Enrique Peña Nieto, nada logró hacer que en el último sexenio la gasolina bajara. En pleno proceso electoral, el litro del combustible principal de los mexicanos ya llegó a los $20 pesos, precio que aumentó casi 60% en los últimos seis años, y que no tiene para cuando frenarse.

No sólo son los autos, la gasolina influye en el precio de los alimentos, el transporte público y muchos servicios de los que depende el día a día de millones de mexicanos. Cada aumento es un lastre pesado que se añade a la carga de los muy quebrados consumidores.

Claro que el precio de la gasolina en México está regido por los precios internacionales, pero es absurdo seguir pagando algo que rebasa los salarios de la mayoría de los mexicanos, quienes además, no ven mejora en sus remuneraciones económicas o más eficacia en el dinero público.

El combustible mexicano es uno de los más caros del mundo, mucho más costoso que en Estados Unidos o Rusia, y encima, de una calidad detestable que resulta en altos niveles de contaminación. Pero entonces, ¿por qué lo seguimos comprando?, ¿qué nos obliga a regalar el dinero así a una industria que nos tiene sobre la lona?

Y ya pasando por el tema de los automóviles, no sólo se paga la gasolina, además se pagan tenencias, multas, licencias, y un montón de impuestos injustificables, de los que se sirven su plato los funcionarios mexicanos.

La introducción de las energías alternas para automóviles, todavía no es una realidad en México y eso es, en buena medida, gracias a que al mismo sistema no le conviene que se deje de vender gasolina.

Si Petróleos Mexicanos es la caja chica de la clase política mexicana, entonces no puede desaparecer, ¿o de dónde van a sacar los funcionarios para sus viajes, sus yates y sus mansiones en el extranjero?

Tendrían que dejar de ser la élite y ponerse a trabajar, y eso no va a pasar.

Lo que más nos arde

Como siempre, el valiente vive hasta que el cobarde quiere, y la gasolina aumentará su precio hasta que los mexicanos la dejen de comprar. Pero eso es imposible porque a los habitantes de este país les parece ilógico bajarse de sus autos y dejar la comodidad por acciones más congruentes y eficaces.

Si la gasolina cuesta eso, es porque hay burros que se rompen el lomo para pagarla, y además les encanta.

@ElArdidisimo

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