Largas filas desde la madrugada, miles de compradores esperando durante horas afuera de las tiendas, con la esperanza de llevarse los mejores precios, ofertas increíbles nunca antes vistas, precios casi de regalo y artículos que nunca más se verán en las estanterías.
Toda esa es la caricatura del famoso “Buen Fin”, una pésima adaptación del Black Friday norteamericano, y con el cual han logrado engañar durante varios años a los consumidores mexicanos.
En la versión gringa de este asunto, las ofertas son completamente reales y se considera una forma, además de estimular el comercio, en que las empresas, las tiendas y las multinacionales, agradecen a los consumidores por haber comprado durante todo el año.
¿De verdad alguien cree que en una tienda ubicada en México van a aparecer ofertas maravillosas, solamente porque sí?
Año con año los consumidores han denunciado que las tiendas en este país no hacen verdaderos descuentos, únicamente revelan ofertas engañosas, créditos a diez mil meses sin intereses y rebajas sobre precios ya elevados previamente.
Como en una jugarreta muy sucia, el gobierno, los empresarios y los empleadores se ponen de acuerdo para llevar a cabo el Buen Fin los últimos días de noviembre, justo cuando se deposita la primera parte de los aguinaldos de millones de trabajadores mexicanos, y además comienza la fiebre navideña; todos tienen ganas de comprar y dinero en la bolsa, no queda más que caer en las ofertas engañosas, al fin que la deuda se empieza a pagar, hasta que llegue el año siguiente.
Es una especie de fe ciega la que lleva a millones de mexicanos a abarrotar las tiendas en esos días, de verdad cualquiera pensaría que están regalando algo, aunque los únicos que regalan son los consumidores y más aún aquellos que caen en la trampa de los créditos bancarios.
Las estadísticas dicen también, que los mexicanos no utilizan este programa para hacer compras inteligentes, por el contrario compran artículos de vida corta como teléfonos celulares, televisiones y ropa. Ya después se pasan dos o tres años pagando aparatos que han dejado de funcionar.
Lo que más nos arde
En México el Buen Fin es un arma de doble filo, por un lado las tiendas engañan y ponen ofertas inexistentes, por otro lado los mexicanos caen en esas tretas, pero también involucran sus malos hábitos de consumo, de ahorro y bancarios.
Y ya luego viene la famosa “cuesta de enero”, un periodo económico al inicio del año en el que nadie tiene dinero y hay una depresión generalizada, pésimo estado de ánimo alimentado por las deudas, el fin de las vacaciones y la Navidad, y el encuentro con la cruda realidad de las malas decisiones que se tomaron en años pasados.