La Ciudad de México se convierte poco a poco en una cloaca sin fondo, un agujero de podredumbre donde se juntan el odio, la rabia, la ignorancia, la indiferencia y la desigualdad, como un caldo de cultivo para el horror.

En noviembre de 2018, la zona de Tlatelolco, ya conocida por sus altos niveles delincuenciales, fue testigo de un crimen atroz. Una niña de 14 años fue asesinada y abandonada dentro de una maleta a la intemperie.

Antes el crimen organizado hablaba de bandas, grandes capos y gente de la mafia, pero en la actualidad llega a sectores que no imaginamos, como una menor de 14 años, cuyo delito en voz de los periódicos, fue haber tenido una relación amorosa con una mujer que, supuestamente, la asesinó.

Más increíble parece todavía que los habitantes de la Ciudad de México ya no se sorprenden de estos sucesos, simplemente se encierran en sus casas y pretenden que no pasa nada, como si eso los salvara de algún día ser víctimas de la ola de violencia que impacta a la capital.

Lo que más nos preocupa

México es el primer país a nivel mundial en asesinatos de menores de edad, al menos tres cada día, además de los que desaparecen sin dejar rastro.

Se llamaba Ingrid Alison, vivía en Santa María la Ribera y probablemente cursaba algún grado de secundaria, igual que millones de niños que habitan en esta ciudad y podrían ser víctimas de la delincuencia, sólo por salir a la calle a diario.

@ElArdidisimo