El cliente nunca tiene la razón

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No importa si es un servicio, un producto o hasta una función a cargo del gobierno, sea como sea si está en México, lo más probable es que el trato hacia los clientes sea peor que pésimo, y hasta es fácil dudar de lo que promueven porque aquí, cualquiera miente sin temor a la ley.

La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) recibió más de 100 mil quejas durante 2016, la gran mayoría contra servicios de comunicación, turísticos y tiendas departamentales, por ofertas engañosas y por no cumplir con las promociones anunciadas.

Lo cierto es que estas cifras hacen pensar que en México no existe el concepto de los derechos del consumidor, los cuales, pese a que sí están contemplados en la ley, no se hacen valer por casi ninguna institución, y menos todavía por aquellos encargados de proveer bienes y servicios.

Suele compararse la atención a los clientes que se da en México, con la que se da en países desarrollados. Normalmente en esos sitios las personas tienen ventajas y razones, por sobre cualquier compañía, por lo que una queja o una demanda pesa mucho y prefieren siempre darle la razón a los quejosos, antes que enfrentarlos legalmente. Pero aquí es distinto, porque demandar a un negocio, y peor aún, mientras más grande sea, significa enfrentar burocracia, pagar abogados y un juicio con pocas posibilidades de ser ganado.

La Profeco resuelve casi el 90% de las quejas a favor del cliente, sin embargo, sólo funciona como un conciliador y casi en ningún caso tiene posibilidad de obligar a la parte demandada a llevar a cabo lo acordado, o a resarcir el daño a los afectados. Por eso es que las empresas no se esfuerzan por cumplir, nada las obliga a ser honestas o a dar un buen servicio, y muchas incluso, tratan con desdén a sus propios clientes.

Muy al contrario de lo que debiera ser, muchas marcas se hacen de renombre engañando a los mexicanos, e incluso vienen hasta aquí para hacer grandes negocios, que en otros países no tienen permitidos. Es el caso de los famosos “productos milagro”, sustancias o tratamientos que se anuncian como verdaderas posibilidades para los clientes, cuando en realidad no están aprobados, e incluso ponen en riesgo sus vidas.

De estos tratamientos apócrifos, en total se han decomisado más de cuatro millones en los últimos dos años, pero pese a ello, en muchos comercios aún están disponibles y hay quienes los compran, aún con el riesgo que conllevan.

En pocas palabras, en México la cultura del servicio al cliente es casi inexistente. Salvo algunas excepciones de negocios, marcas o multinacionales, que han decidido seguir un modelo extranjero, bajo el cual se aseguran de que, quien ponga el dinero, siempre tenga la razón, la mayoría trabajan haciendo trampa, engañando a los consumidores, y generando adeptos a través de mentiras sencillas, que juntas significan millones de pesos, en la forma de un robo hormiga.

Lo que más nos arde

En México los clientes, aunque paguen, nunca tienen la razón, se enfrentan con un sistema inoperante, leyes que no se cumplen y autoridades que tampoco obligan a nadie a acatar órdenes, en favor de la sociedad.

Tantas cifras de quejas interpuestas, hablan de que no hay un compromiso de las empresas hacia los consumidores mexicanos, y casi todas buscan la manera de engañar para lucrar, y generar un beneficio adicional a sus ganancias, aún por encima del bolsillo e, incluso, la integridad o la salud de sus propios clientes.

@ElArdidisimo

 

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