Los mexicanos se asumen a sí mismos como pobres, jodidos, paupérrimos, esclavos de las corporaciones de crédito, porque solamente así pueden acceder a una vida más o menos cómoda.
Y sí, es verdad que en México la calidad de vida cuesta mucho y es para unos pocos privilegiados, sin embargo, también es cierto que mucho de lo que se dice no concuerda con la realidad.
Estudios revelan que los mexicanos son quienes más gastan dinero en fechas decembrinas, mucho más que los europeos, que se supone tienen mejor nivel de vida y mayor poder adquisitivo. Casi el 40% del ingreso de los habitantes de este país, se destina cenas navideñas, regalos y asuntos de la temporada.
No, no pagan deudas, no invierten en un negocio, no dan mantenimiento a sus casas o a sus autos. Con sus aguinaldos de Navidad, compran juguetes, ropa, teléfonos, computadoras y comida. Eso explica muchas cosas…
No es necesario un estudio estadístico para saberlo, basta con acudir a los centros comerciales de México. Nada más es diciembre y esos lugares están a reventar, no cabe ni un alma, las filas para pagar son interminables y los productos se agotan como si fueran muy baratos.
Claro que no todo es miel sobre hojuelas. Cuando llega el inicio del año, los mexicanos también son quienes más sufren la famosa «cuesta de enero», deben hasta los calzones, no tienen ni para frijoles, se acabaron el aguinaldo en nada y van a tardar varios meses en recuperarse económicamente.
Lo que más nos arde
Es evidente que los mexicanos no han aprendido que el dinero no compra la felicidad, los regalos no significan afecto y no siempre gastar es sinónimo de pasarla bien. Claro que para quejarse, ellos se pintan solos, y a cualquiera que pregunte le dirán que no tienen dinero, que la situación es muy difícil y que ahora sí no saben cómo le van a hacer.