El crédito, lejos de lo que muchos mexicanos piensan, no es un regalo o una forma de adquirir cosas de forma gratuita, es un préstamo, un compromiso legal que te obliga a pagar tarde o temprano por lo adquirido.
Se sabe que en México los créditos cuyo pago ha vencido, es decir, que no fueron pagados por los compradores, ascienden a más de 100 mil millones de pesos.
Pero a todo esto, ¿por qué tenemos la costumbre de adquirir cosas por las que no podemos pagar?
Los mexicanos son muy dados a aparentar niveles y estilos de vida que no tienen. Lejos de esforzarse para mejorar y vivir bien, el crédito les permite adquirir cosas que están fuera de su alcance, que superan en mucho sus ingresos y los convierten en verdaderos deudores.
Y de ahí, de aparentar lo que no se es, millones de mexicanos se ven superados por sus deudas, acumulan una tarjeta tras otra, porque ya no pueden usar ninguna, dejan de ser sujetos de crédito y el banco los empieza a perseguir, hasta cuando van al baño.
El principal uso del crédito en México se divide entre la inversión patrimonial, o sea adquirir inmuebles o remodelar, y gastos personales como escuelas, comida, vestido y otras trivialidades. En razón de lo mismo, se sabe que la mayor parte del endeudamiento crediticio sucede en las tiendas de autoservicio y departamentales.
Además de las altas tasas de interés que se cobran por usar las tarjetas de crédito, habría que preguntarnos: ¿qué tan efectivo resulta adquirir bienes del día a día por ese medio? ¿Cuánto tiempo vas a estar pagando la lata de frijoles que te vas a comer hoy?, ¿seguirás usando esos pantalones cuando los termines de pagar?
Lo que más nos arde
México es uno de los países con mayor endeudamiento crediticio a nivel mundial. Los mexicanos compran mucho a crédito y además no pagan porque, obviamente, ni les alcanza, ni tienen una cultura correcta sobre las finanzas.