¿Vagones exclusivos?

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El uso de vagones exclusivos para mujeres, en el Metro de la Ciudad de México, no es nuevo, hace más de tres décadas que la medida existe como una mal intento por evitar el acoso sexual en este transporte. Sin embargo, en los últimos años, la política “antiacoso” se ha radicalizado al grado de que ya existen multas económicas para los hombres que no respeten la señalización y pretendan usar los vagones de mujeres.

Y sí, junto con esta política también se multiplican los casos, las acusaciones de ellas contra ellos por arrimones, tocamientos e incluso insultos obscenos, proferidos al interior del Metro; solamente en 2016 hubo casi 700 denuncias por estos hechos.

No queda claro si han aumentado los casos, las ganas de denunciar o la exposición mediática respecto al tema, el hecho es que, crecer las sanciones no ha reducido la incidencia, más bien parece que la ha propiciado aún más.

La pregunta a todo esto es: ¿realmente separar a hombres y a mujeres instruye a los ciudadanos a no acosar?, ¿de verdad solamente ellas son víctimas de acoso?

Como suele suceder en México, los problemas nunca se resuelven de fondo, más bien recurrimos a parches morales, medidas a medias para tapar los problemas evidentes, mientras de fondo nos seguimos pudriendo.

Esos hombres acosadores fueron educados por otras mujeres, crecieron en un país netamente machista. y aguardar en un vagón exclusivo para ellos no les enseña nada, son como perros rabiosos encerrados en jaulas. Si te acercas te muerden. porque creen que tienen derecho, ese es su lugar y el tuyo es allá, del otro lado de la barrera que los separa.

Además. hay que tomar en cuenta que el acoso sexual no es una acción natural, refiere incluso problemas mentales que no son exclusivos de los hombres. También hay mujeres que acosan, tocan e insultan. tanto a varones como a mujeres. Aunque parece que el gobierno de la CDMX no quiere tomar eso en cuenta. y prefiere instituir políticas discriminatorias en su transporte público.

Lo que más nos arde

Para solucionar el problema del acoso en el Metro. habría que recurrir a un método de educación ancestral: la chancla.

Hace tiempo se decía que más valía una nalgada a tiempo que un delincuente en la cárcel; llevando esta filosofía al Metro, pensaríamos que más vale una patada entre las piernas a tiempo, que una mujer acosada, manoseada o violada.

No se corrige a los acosadores dándoles un vagón exclusivo, se corrige con autonomía, con empoderamiento femenino y demostrándoles que no tienen derecho de hacer sus fechorías, en ningún caso, y bajo ninguna circunstancia.

Claro que la discriminación empieza por uno mismo, si las chilangas son las primeras en pedir vagones exclusivos, entonces es lógico que ellos también reclamen su derecho de molestar y acosar a cualquier intrépida que se le ocurra subirse a un vagón que no le corresponda.

@ElArdidisimo

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