De esas cosas curiosas (y tristes) que suceden en el mundo «moderno». En el año de 1989, en Irán, el lider espiritual del país, Ruhollah Jomeini, le pidió a los musulmanes que mataran al escritor británico Salman Rushdie, tras haber escrito y publicado un libro llamado «Los versos satánicos«, mismo que no cayó en el buen gusto del ayatola iraníe.
La suma que ofrecieron no es nada modesta, ya que en aquel entonces, 2.7 millones de dólares, iban a estar en las manos de quien entregara el cuerpo sin vida del escritor.
Debido a esta recompensa sobre su cabeza, Rushdie tuvo que esconderse, por años, de aquellas personas que estaban tras su vida.

Ruhollah Jomeini
LO MÁS INTERESANTE
En 2005, el actual ayatolá, Alí Jamenei, dijo que el edicto seguía vigente y que, de hecho, la recompensa se había aumentado a 3.3 millones de dólares. La cuestión es que, el único que puede deshacer dicho dictamen es el que lo creó. Para la mala suerte de Salman, Jomeini murió en 1989.
LO QUE MÁS ARDE
Han muerto varias personas por el trabajo de Salman Rushdie, entre ellos, el traductor japonés de su novela, Hitoshi Igarashi, que fue apuñalado afuera de su residencia. A su vez, el traductor italiano Ettore Capriolo, sobrevivió a un ataque en su departamento en Milán; mientras que el editor de la novela, en Noruega, recibió un disparo en las calles de Oslo.
Su vida corre peligro, aún en el año 2016, debido a una «ley divina», emitida por un miembro más de una religión extremista, que busca consolidar a su pueblo como el máximo exponente de lo correcto o incorrecto.