La inflación alcanzó a los más jóvenes

Recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) hizo modificaciones a la medición de la inflación y los índices de consumo, debido a que los adultos jóvenes de la actualidad modificaron en mucho sus gastos, respecto a generaciones anteriores.

Los llamados “millennials”, que son la población en edad productiva y que hoy tiene entre 20 y 35 años, se están caracterizando por llevar modos de vida muy distintos a los que llevaron sus padres y abuelos.

Por principio se dice que estos sujetos viven en una especie de adolescencia eterna, lo que significa que buscan relaciones sin compromiso y no están interesados en tener hijos. Ese es un factor que modifica el consumo, porque no quieren ahorrar para el futuro, tener un patrimonio o construir una familia, simplemente buscan satisfacer sus intereses, viajar, comer bien y tener experiencias diversas.

Claro que las marcas de lujo, los gadgets, los libros, la ropa y las agencias de viajes, están haciendo fortunas con los millennials, a quienes satisfacen a cambio de sus no muy elevados salarios. Porque una cosa es verdad: estos jóvenes viven para el lujo y el placer, pero les tocó una época en que la vida es muy cara y los ingresos son bajos.

Y ni hablar de asuntos como comprar una casa o un auto, eso se les está complicando, porque es cada vez más caro. Sus padres y sus abuelos se hicieron de cosas a base de esfuerzos y de ahorrar por mucho tiempo, pero a ellos parece que no les da la vida, son hijos de lo inmediato y hacen honor al “live fast, die young”.

Claro que no todo es tan sencillo como suena. A cambio de una vida llena de lujos y excentricidades, los millennials, en su mayoría, viven con sus padres después de los 30 años, porque la vida laboral de un joven no da para todos los gastos y menos aún si su mayor deseo es beber leche de almendras y desayunar a diario en Starbucks.

Lo que más nos preocupa

El movimiento de esta generación es tan fuerte que ya modificó las mediciones estadísticas, lo que habla de un futuro incierto para millones de mexicanos que, estando en edad productiva, no trabajan para construirse un futuro; dentro de unas tres o cuatro décadas, seguramente veremos hordas enteras de chavorrucos huérfanos, que no sabrán dónde meterse porque papá y mamá ya colgaron los tenis.

@ElArdidisimo

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