¡Nos hundimos!

hundido1.jpg

Este barco, nombrado como Ciudad de México, está al borde del hundimiento en el sentido más literal posible. Igual que en la película Titanic hay agujeros en nuestro casco, el agua puerca se está colando y millones de chilangos vamos directo al abismo.

En términos científicos, la Ciudad de México se hunde casi un metro por año, en datos que da la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al mismo tiempo que advierte el peligro que eso representa.

Esta enorme ciudad, antes llamada Tenochtitlán, fue fundada en 1325 alrededor de lo que entonces era el enorme Lago de Texcoco. Muchos años después y de la manera más idiota posible, el avance de la civilización decidió que sobre ese lago era buena idea construir un monstruo de asfalto que hoy es la Ciudad de México.

Suelo lodoso, enormes cavernas vacías y un montón de agua que busca por dónde retomar su cauce. En pocas palabras esta ciudad está destinada a la destrucción y un día, quién sabe en cuánto tiempo, ese lago que enterramos volverá a surgir llevándose con él todo lo que hoy podemos ver.

Lo peor del caso es que no hay manera de reparar lo hecho; ya construimos (y seguimos construyendo) edificios enormes y pesados sobre el suelo frágil, y encima metimos a millones de personas en espacios pequeños, demandando el agua proveniente del subsuelo y que deja vacíos los pozos que nos sostienen.

Baches, calles que nunca quedan bien, hundimientos, inundaciones, charcos que regresan una y otra vez, paredes agrietadas, bardas que se caen y agujeros enormes que se comen a la gente; nada es gratis, todo es un cobro que la naturaleza nos hace por haberle tratado de quitarle su lugar ante el avance de nuestra “civilización” y la modernidad, que más bien suena a retraso mental.

Imaginemos un cráter enorme, agujero negro gigantesco que se trague todo lo que hoy constituye la Ciudad de México. Edificios, autos, todo el asfalto comido por un gran abismo oscuro ante el cual no habrá milagro que nos salve.

Lo que más nos arde

Suena horrible, pero a ese apocalipsis nos estamos dirigiendo poco a poco como en una película de terror que, encima y para acabarla de arruinar, viene en versión 4D con olor a basurero nauseabundo.

No hay nada que hacer, si quieres vivir y que tus hijos, nietos y bisnietos puedan contarla, mejor sal corriendo de la Ciudad de México y conviértete en uno más de los que critican esta capital desde afuera. Sólo algunos millones de valientes nos quedaremos a morir tragados por el agujero negro del caos y la porquería. ¿Por qué no?

@ElArdidisimo

Deja un comentario