Los mexicanos tienen una manera muy extraña de argumentar sus tradiciones, y es que algunas veces las defienden, y otras tantas las tiran a la basura, dependiendo de su conveniencia y hasta del día del año en que se encuentren.
Pasa así con muchos conceptos; en el 10 de mayo, las madres y mujeres mexicanas se consideran inmaculadas, casi santas, pero el resto del año el machismo permea, y a ellas se les excluye de muchos sectores.
Aquel hombre que te gritó cochinadas en la calle, puede ser el más macho de todos, pero si te metes con su mamá se convierte al feminismo, casi en automático.
Lo mismo pasa cuando hablamos del Día de Muertos. La población casi se divide en dos cuando llega octubre, muchos desechan toda tradición extranjera, por defender las celebraciones mexicanas de muertos.
Claro, si se trata de criticar al extranjero, como si se tratara de un invasor, entonces todos se ponen la camiseta y se sienten más mexicanos que Cuauhtémoc, cuando le quemaron los pies.
Sobre todo existe un gran rechazo al asunto del Halloween y las tradiciones venidas del país del norte, como si con eso borráramos tantos siglos de convivencia e intercambio cultural, que han beneficiado a la población de los dos lados.
¿O es que han conocido a algún gringo que se ostente de no comer aguacate, por que es un alimento propio de la cultura mexicana?
Por más solemne que queramos creer que es el Día de Muertos, no podemos negar que es otro pretexto que encontramos, para hacer fiesta, beber y hacerle al drama un rato. ¿Entonces por qué nos pega tanto que alguien se disfrace, coma dulces y se espante con su propio disfraz de cadáver?
Lo que más nos arde
El Halloween no es mexicano, pero ya no es más norteamericano. Hoy es una tradición pagana, que hemos convertido en nuestra, porque tampoco son negables las generaciones y generaciones de mexicanos, que ya crecieron celebrándolo, incluso mucho más que el sufrido Día de Muertos, que a veces solamente parece un pretexto para estar tristes.
Cada tradición tiene su propio valor, y hay que reconocer que todas y cada una, son una apropiación, una adquisición de ideas venidas de otras tierras, aprendizajes que se adaptaron a las necesidades y la cultura que precedían.