Nos horrorizan las imágenes que llegan de Siria, donde cientos de personas mueren en ataques masivos, perpetrados por militares norteamericanos y otras fuerzas que imponen el orden a la mala, nos da terror ver cómo en Myanmar los grupos armados matan mujeres y niños, so pretexto de la defensa de un territorio, y miramos a lo lejos la escalada de violencia a nivel mundial. Pero no somos capaces de reconocer que esa violencia en México es una realidad diaria, normalizada y hasta legalizada.
¿En qué momento los mexicanos empezaron a vivir con miedo?
El 21 de abril del 2018 Holger Franz Hagenbush y Krzysztof Chmielewski desaparecieron en una carretera de Chiapas. De origen alemán el primero y polaco el segundo, ambos realizaban un recorrido en bicicleta por todo el mundo, cuya ruta incluía México.
Unos días después aparecieron los cuerpos de ambos y la deducción es que fueron asesinados para robarles sus cosas, celulares, bicicletas, ropa y dinero en efectivo. Aunque, como siempre, quedará la duda de lo que en realidad pasó, porque las autoridades mexicanas son corruptas, omisas y están coludidas con los criminales.
México, igual que Siria, es un país al que cada vez menos turistas quieren viajar por temor a la violencia.
Viajar en México ya no es seguro, las carreteras son centros de operación de la delincuencia organizada, y salir en auto hacia el interior de la república es pensar en la posibilidad de no volver a casa.
Lo que más nos arde
Se cuentan por miles los desaparecidos en carreteras mexicanas, y parece ser que no hay respuesta, responsables o rastro alguno que permita dar con su paradero. Mientras tanto, la imagen del país se debilita, las autoridades pierden credibilidad, y por supuesto, ya nadie quiere venir (¡con razón!).