Cárcel: entrar y salir como Pedro por su casa

Gracias a lo que manda el Sistema Penal Acusatorio de México, reformado hace unos años, quienes incidan en delitos considerados menores pueden salir de la cárcel en poco tiempo y volver a delinquir. Es así que en ciudades como la CDMX, donde la incidencia delictiva es muy alta, los delincuentes entran y salen de la cárcel, sin que se les imponga una pena efectiva.

El reciente aumento de la violencia en la Ciudad de México, violencia principalmente callejera, está directamente relacionado con la liberación en 2017 de más de 12 mil delincuentes que antes vivían en penales de la capital. Además de que no cumplieron sus condenas, obviamente no fueron rehabilitados, es así que salieron a la calle con las lecciones que aprendieron en prisión y sin miedo a un sistema de justicia de ficción.

Ya se sabe que en México la cárcel no sirve, es solamente una escuela para que los criminales aprendan más de lo mismo y, por supuesto, que no les permite reintegrarse a la sociedad como personas útiles y honestas. Sin embargo, eso no es un pretexto para dejar de castigar los delitos y liberar a los delincuentes, solamente porque no podemos con ellos.

Hoy día México es, sin temor a decirlo, una tierra sin ley donde sobrevive el más fuerte y el más valiente. Por un lado, los delincuentes afinan sus tácticas para aterrorizar a los indefensos ciudadanos, mientras por otro, los indefensos ciudadanos empiezan a defenderse y toman medidas para salvar sus vidas, ante la inacción de la autoridad.

Lo que más nos arde

Poco a poco se gesta un gen de odio, resentimiento y coraje, que sale a flote cuando el Estado permanece inactivo, callado, indiferente ante la situación que reclaman millones de mexicanos.

Nunca antes se había visto en el país ese tamaño de impunidad, al que ahora se enfrentan los habitantes, quienes además han perdido la autonomía y la independencia de sus propias vidas, al verse víctimas de unos cuantos sujetos escudados en armas.

@ElArdidisimo

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