Vete de la capital, ¡pronto todo va a estallar!

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El outfit perfecto para la vida en la Ciudad de México tendría que incluir botas para lluvia, short para verano, bloqueador solar, rompevientos, esquíes para nieve y una lancha para circular en el periférico. Y es que, de un tiempo a la fecha, los chilangos ya no sabemos en qué estación del año vivimos o si nos ubicamos en el trópico, en una cordillera helada o abajo del mar.

El cambio climático llegó con todo a la Ciudad de México, y nos está regresando toda la enorme cantidad de porquería que le hemos lanzado al ambiente en los últimos siglos.

En los últimos meses del 2017, los chilangos hemos pasado de un sofocante calor, estilo playa, pero sin agua, a inundaciones catastróficas de las que solamente salían en las películas apocalípticas de Semana Santa.

No hay modo, no hay manera alguna en que podamos arreglar el desastre que ya hicimos con esta ciudad. Demasiada gente, demasiada basura tapando los caños, agua sucia que no sirve para nada y agua limpia que ya no llega a las casas, extraños microclimas generados por el sobrecalentamiento del subsuelo, y una enorme pérdida de áreas naturales, que están dejando al territorio chilango más muerto que el mismo Mar Muerto.

La Ciudad de México no es la misma que hace 50 años y sus habitantes, en lugar de dedicarse a vivir, ahora se la pasan nadando entre charcos de agua puerca y saltando entre puestos de tacos que obstruyen las banquetas y generan montañas enormes de basura.

En pocas palabras, Chilangolandia vive un desastre de proporciones estratosféricas, y el asunto suena a que vendrá mucho peor, porque el ritmo de vida no permite parar, y menos aún entender que estamos cavando una enorme tumba para todos los que aquí vivimos.

Las últimas tormentas que se registraron en la capital, sumaron la caída de 7 mil millones de litros de agua en menos de tres horas; si ese líquido se guardara, en lugar de irse a mezclar con la caca de los chilangos, podrían abastecerse las más de 7 delegaciones que, irónicamente, hoy tienen escasez de agua.

Habría que hacer una reflexión: No es normal, en una sociedad moderna y civilizada, andar nadando entre ríos de nuestra propia porquería y que la basura, desechada un día, venga después a golpearnos en la cabeza. ¿O sí?

@ElArdidisimo

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