¡Otra oportunidad!, ¡otra oportunidad!…

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Hace muchos años que en el mundo de la política mexicana no se escuchaba barrabasada más grande que la famosa “segunda vuelta”. Se trata de un pretexto que los partidos políticos inventaron, para justificar el desinterés de los ciudadanos ante las elecciones, y hacerles creer a estos últimos, que sí les importa la desvencijada democracia. ¡Sí, cómo no…!

Con pretexto de las elecciones presidenciales de 2018 y ya desgañitándose por ver quién se va a quedar con el hueso, los legisladores mexicanos inventaron la segunda vuelta, un mecanismo que obliga al ganador de una votación, a contar con al menos el 50% de los votos, para declararse a sí mismo como tal, obligando a una segunda elección, si es que no llegara al porcentaje requerido (lo cual suele suceder, dadas las enormes cifras de abstencionismo en México).

O sea que, en pocas palabras, gracias a este invento, los candidatos a la presidencia podrán tener pretexto para no hacer una propuesta real y contundente, de todos modos hay otra oportunidad, una segunda vuelta para alcanzar el puesto, al pasar de panzazo, y de paso ver la manera de bolsear al sistema, sacarle unos millones más, para eso de los gastos electorales…

No cabe duda que la política mexicana es un chiste, un zape en la nuca de los pobres ciudadanos, que todavía pretenden confiar, cada que van a votar y le ponen su dedo a la democracia.

2018 será un año electoral igualito a los que ya hemos pasado antes, con recortes presupuestales, un montón de basura política inundando las calles, dinero tirado en spots de televisión para que le cambiemos de canal, y la inoperancia de instituciones que se van a ir de vacaciones, aprovechando los comicios.

No hay hasta ahora alguien que se vislumbre como el candidato ideal para suceder a Enrique Peña Nieto, aunque los posibles personajes andan rondando, dan de qué hablar y empiezan a querer llamar la atención con iniciativas populistas y las acostumbras dádivas a un pueblo idiota.

Lo que más nos arde

Ya a estas alturas podemos predecir que las elecciones presidenciales del 2018 auguran más de lo mismo, un montón de candidatos con propuestas vacías y la idealización de una democracia que no existe ni existirá; la famosa segunda vuelta será otra más de las nacidas para perder, y quizá sí haya ciudadanos que decidan apostarle y regresar a votar.

@ElArdidisimo

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