¿Por qué los mexicanos no saben hacer equipo? Desde que nacen, a la mayoría le enseñan a jalar agua hacia su propio molino, rascarse solamente sus pulgas y pretender que el mundo siga rodando, como si fuéramos todos individuos ajenos en un planeta solitario.
Los problemas de corrupción, de los que se derivan otros males como la ineficiencia de los servicios públicos y la mala administración del país, no tienen su origen solamente en la ambición de los funcionarios; el problema real es que no hemos podido desarrollar una verdadera conciencia colectiva, entendiendo que no somos uno, somos todo y lo que hagamos o no, afecta al resto.
La conciencia colectiva es un asunto que perdimos con la conquista española. En la sociedad prehispánica las personas tenían funciones sociales, ocupaciones que servían para que todo marchara bien, como una especie de atribuciones que, además, eran un honor y no dependían de una remuneración económica.
Pero es imposible pedirte que estés consciente, si siempre estás persiguiendo la chuleta, porque eso es lo que te enseñaron tus padres y tus abuelos, y por supuesto es una herencia difícil de dejar atrás.
¿Por qué México es un país que lleva siglos en vías de desarrollo?, ¿no sería tiempo ya de pasar al siguiente nivel? Evidentemente eso no se puede lograr si cada mexicano sigue pensando en progresar por encima de los demás, resuelve sus propias necesidades inmediatas, y olvida al resto.
Como en un nudo enorme con millones de cabos, encuestas han revelado que los mexicanos se asumen como sumamente individualistas, por eso atañen los problemas del país a los políticos, le echan la culpa al sistema y de paso se lavan las manos, de sus responsabilidades ciudadanas.
En otros países, la sociedad se ha manifestado ante los malos actos de los funcionarios públicos; aquí nadie se manifiesta, hay una creencia generalizada de que “no podemos hacer nada” y de que tratar de cambiar al sistema es como hablar con la pared.
Lo que más nos arde
El problema no es macro, es micro, y está en la falta de sentimiento de pertenencia hacia la misma sociedad; los mexicanos solamente se sienten mexicanos cuando se trata de fútbol o de tacos, el resto del tiempo se avergüenzan y prefieren soñar que son gringos, españoles o asiáticos, habitando en el país equivocado.
Viéndolo así, el progreso es una ilusión imposible de concretar.
Y es que ser mexicano, no solamente es tragar garnachas en las esquinas, también es hacer las cosas correctas para que todo funcione, pensando en que todos estemos mejor y exista un cambio real.