¡Hasta que la suegra nos separe!

Porque no todo lo que nos arde es político, hoy también queremos expresar nuestro enojo hacia esas suegras tóxicas, que a todos nos ha tocado alguna vez. Si bien hay mucho de mito en eso de que las suegras son metiches, chusmas, controladoras, matriarcas; también es cierto que existen algunas que realmente son de temer. Pero el problema no es de las madres, sino de los hijos que no saben cómo ponerle un freno a su intromisión, y esto termina generando bastantes conflictos, incluso la separación del matrimonio.

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En realidad, el gran inconveniente no es cuando la suegra tira la primera piedra, sino cuando el hijo no defiende a su pareja, sin embargo, como decía anteriormente, una persona hará lo que se le permita hacer. Desde llevarle su comida preferida, a indicar cómo criar a los hijos (o sea sus nietos), pasando por querer cambiar cosas de la nuera o yerno, a intentar vivir en la casa de la pareja (o pasar muchas horas allí), es entonces cuando el matrimonio ha de demostrar lo fuerte y maduro que es y, sobre todo, que no se deja influir por lo que dicen los “terceros”.

Esto no significa que la suegra sea un demonio por querer ayudar a su hijo, porque como dijimos antes, todo depende de cuánto permiso se le otorga o hasta qué punto puede opinar o meterse en la vida ajena. El problema real comienza cuando el hijo no es capaz de reconocer la intromisión, el recelo o el rechazo hacia la pareja. En muchos casos, culpa a su pareja de ciertos comentarios, no sabe defender a su compañero, no enfrenta a su madre, etcétera.

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Poniendo un ejemplo muy claro: se fija que haya todo lo que a su hijo le gusta, indica que tal comida no es saludable para él o que mejor ella, con sus propias manos, le prepara el platillo preferido, pero la pareja sólo dice que está exagerando, que “sólo quiere ayudar”, que deje que opine sobre el tema de la comida, que no lo hace a propósito ni para molestar, que no está mal. Es así como comienzan los problemas, ya que las suegras sienten el derecho de entrometerse en todo.

LO QUE MÁS NOS ARDE

Otra de las cosas que más nos arde, es cuando nos hacen la vida miserable, cuando vamos de visita a su casa, ya saben, hacen caras demostrando su descontento por vernos, o realizan esos comentarios con indirectas ofensivas, y remarcando nuestras fallas o defectos. Sin duda alguna, unos seres macabros que nos pueden hacer llorar sangre.

Y ustedes, ¿tienen una mala suegra?

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@ElArdidisimo

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