Nacieron, se criaron, y fundaron su negocio criminal en México, un país donde la impunidad hoy vive uno de sus más altos niveles y la justicia es una leyenda.

Les llaman el clan Rendón-Reyes y son una dinastía de tratantes de blancas que operó, durante generaciones, desde Centroamérica hasta Estados Unidos y con la región de Tlaxcala como centro de operaciones.

Fueron cientos, tal vez miles de niñas y jóvenes las que cayeron en las redes de esta organización que las secuestró, torturó, extorsionó y vendió en billetes norteamericanos, mientras en México nadie investigó los crímenes.

Estados Unidos capturó a ocho miembros de la banda, quienes hace más de tres años están siendo sometidos a juicio y que más recientemente recibieron una condena de hasta 25 años, por tráfico sexual en ese país.

¿Qué hubiera sucedido si los Rendón-Reyes hubieran sido capturados por la justicia mexicana y sometidos a sus leyes? Seguramente estarían afuera y continuarían su negocio, con el patrocinio de las autoridades que se venden a cualquier precio y a los criminales más peligrosos.

Es duro de reconocerlo, pero la verdad es que el sistema judicial mexicano no puede con sus propios delincuentes, está tan corrompido que ya es inoperable; el 99.3% de los delitos cometidos en el país quedan impunes, sin castigo, y las víctimas sin garantías ni reparación del daño.

Lo que más nos preocupa

¿Cuántas bandas criminales, como los Rendón-Reyes, hay operando ahora mismo en el país? No hay una cifra exacta, porque es algo que nadie está investigando, pocos son los interesados, y los valientes que quisieran enfrentarse a tan enorme problema de salud social.

@ElArdidisimo