Una mujer con un nivel educativo medio o alto, que al menos accede a los sistemas de salud pública y tiene cierto acceso a la información, es completamente capaz de decidir qué método anticonceptivo quiere usar y puede pedirlo si así lo desea.

En las comunidades marginadas de México, donde los centros de salud cierran por falta de personal y de material, las mujeres no tienen información ni acceso a métodos anticonceptivos, porque en la mayoría de los casos ni siquiera saben leer.

Hace tiempo que el gobierno mexicano vienen usando los temas de salud como medida de control social, especialmente sobre aquella población que no tiene recursos para la medicina privada.

Vacunas experimentales, el mínimo de recursos y la atención más deficiente, y hasta un pequeño sector de la población que muere, porque el sistema no lo puede atender. Y lo mismo pasa con las mujeres indígenas, muchas de las cuales sufren violencia obstétrica por simple ignorancia, lo que por supuesto, incluye ser obligadas a usar métodos anticonceptivos sin saber lo que implican.

Investigaciones afirman que las instituciones públicas de salud en México cumplen a la fuerza con sus cuotas de anticoncepción, acosando incluso a las mujeres para que accedan a un método, aunque ellas no quieran.

Lo que más nos arde

¿Bajar la sobrepoblación?, ¿controlar los recursos reduciendo el número de quienes acceden a ello? Lo cierto es que el gobierno mexicano no está interesado en empoderar a la población o darle información real para que tenga una vida mejor, únicamente quiere tener el control, y encima condiciona los apoyos económicos (de un sistema populista) para que nadie se le escape del corral.

@ElArdidisimo