Una de las muchas promesas de campaña del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue el famoso Programa de Universidades para el Bienestar Benito Juárez, cuyo objetivo era paliar el rezago de educación superior en los municipios más marginados de todo el país.
Y sí, todo sonaba muy bien, el problema fue que la ejecución resultó poco exitosa, por no decir que acabó en una vergüenza muy costosa, pues a poco más de un año de haberlo inaugurado ya costó 880 millones de pesos.
La famosa Universidad del Bienestar se ha convertido, en menos de un año de gobierno de AMLO, en un auténtico elefante blanco, un monumento a la corrupción que cuesta mucho dinero, no sirve a nadie y tapa a un gobierno completamente inoperante.
En los primeros meses de 2020 la verdad se ha hecho presente y es que, de 100 planteles que tiene este proyecto educativo, una buena parte está parada por huelgas, falta de mantenimiento y pésima calidad en sus operaciones.
Lo que más nos arde
México sí necesita educación superior gratuita, pero no es justo que se use el dinero del erario público para proyectos que no benefician a nadie y prácticamente son como una limosna para los más pobres.
De inicio se suponía que la Universidad para el Bienestar Benito Juárez daría oportunidades a los jóvenes de muy escasos recursos. Hoy sabemos que sólo los hizo perder el tiempo, gastó recursos que habrían sido muy útiles en otros sectores y ni siquiera logró que sus programas de estudio tuvieran validez oficial.