En México hay empresarios y empresas que acaparan el agua nacional para sus negocios, mientras otros sectores pobres y vulnerables no tienen el mínimo para sobrevivir.
El agua es ese elemento vital sin el cual no sería posible vivir y que, sin embargo, no lo cuidamos como deberíamos, ya que se priorizan a las actividades económicas que usan desmedidamente este recurso natural.
A pesar de que La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) destinó 332 mil 970 títulos para uso agrícola, aunque 373, es decir, el 0.1% de los concesionarios, son los que concentran el 38% de este vital líquido.
Esto es alarmante ya que la ley no está protegiendo el derecho de los habitantes a tener agua potable, mientras que políticos y empresarios hacen uso desmedido de ella para el riego de sus cosechas.
En un estudio de la FAO, Marco Cantú y Héctor Garduño señalan que se había identificado a usuarios que tenían títulos de concesión para uso agrícola, pero que utilizaban el agua para fines distintos. Y en México esto no es diferente, los problemas de agua sólo se han agudizado con el tiempo, y se siguen entregando más títulos para aprovechamiento de la misma, sin realmente verificar cuánta agua se extrae y para cuáles fines.
Y aunque La Ley de Aguas Nacionales señala que los titulares de las concesiones deben contar con medidores, en la práctica esto no se realiza.
Lo más alarmante es que cada día nos acercamos al día cero, fecha en la que ya no habrá suficiente agua para satisfacer las necesidades de la población. En México se prevé para 2028, aunque Nuevo León ya está llegando a eso.
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