En México y en América Latina, se han documentado casos en los que el personal de salud no aplica adecuadamente la vacuna que protege de COVID-19 a la población de la tercera edad, lo cual alerta a todos a poner más atención al momento de recibir las dosis.
De por sí existe desconfianza de la vacuna y sus probables efectos secundarios, pero esto es la gota que derramó el vaso, la negativa a ponérsela sólo crece. Pero, ¿quién es responsable de esto?, ¿acaso es un simple error humano del personal de salud que, insisten, se ha capacitado con antelación para realizar de manera óptima su trabajo? o ¿es un acto premeditado con intereses propios? Dicen por ahí: piensa mal y acertarás.
No sabemos con certeza a qué intereses responden estos actos de distracción, ni el número de víctimas, sólo conocemos los casos que fueron documentados por familiares. Mucho se especula al respecto, puede ser por negocio personal, fines políticos o en beneficio de sus familiares. ¿Pero, si en realidad ha sido sólo una equivocación?
La otra cara de la moneda
El caso más sonado en México fue el del viernes 3 de abril de 2021 en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, donde una voluntaria simuló inyectar la vacuna a uno de los adultos mayores, quien, después del hecho, fue retirada de la campaña de vacunación.
Pero, ¿sabían que gran parte del personal de la campaña de vacunación son voluntarios? Muchos de ellos son estudiantes que no reciben un salario por su labor, sólo viáticos: desayuno, colación, comida y transporte. Al final sólo recibirán una constancia por su participación, además su capacitación para tan importante evento sólo fue de 25 horas.
Fuentes: