Mientras nos quejábamos del racismo de Trump, Biden intensifica su lucha por sacar a los mexicanos de Estados Unidos y justifica las expulsiones de familias migrantes a las medidas de restricciones de tránsito causadas por la pandemia.
La deportación multitudinaria que se presenta en la frontera sur de los Estados Unidos provoca una fuerte presión a la administración de Biden, pues los críticos aseguran que no es severo con las medidas de seguridad en la frontera a pesar de la fuerte crisis sanitaria que vive el país.
Por su parte migrantes que fueron deportados se muestran decepcionados, ya que creían que con la llegada de Biden a la presidencia del país las cosas para los migrantes cambiarían, podrían alcanzar el sueño americano y encontrar una vía de progreso en dicha nación.

La fracción republicana acusa el incremento de migrantes en la frontera sur a las políticas migratorias que presentó Biden cuando recién tomo posesión en su cargo. En cambio los demócratas aseguran que el aumento de migrantes provenientes de México y Centro América es responsabilidad del mal control que hubo en las fronteras de su país vecino, pues se les dio la libertad de llegar a la frontera sur de Estados Unidos.
Entre ellos se pasan la bolita y señalan con el dedo. Lo único cierto es que el número de deportaciones va en aumento. Apenas se e a un grupo de migrantes que cruzaron la frontera, son detenidos por patrullas fronterizas, enviados a los centros de deportación y en pocos días se les dirige a las garitas de cruce con México. Esta práctica es una clara señal de la mano dura con la que el gobierno de Biden pretende atacar el problema de la migración que tanto debate genera en los Estados Unidos.
Los migrantes son regresados a estados del norte de México, donde familias enteras se enfrentan a la vulnerabilidad del lugar. Algunos grupos de migrantes son recibidos y se les pide que presenten una solicitud de asilo en alguna corte americana, pero mientras esperan su proceso legal, deben permanecer en los asilos para migrantes donde no tienen espacio.

Los grupos de migrantes que son deportados improvisan campamentos en ciudades fronterizas de México, permanecen a la intemperie, la ayuda de diversos grupos es escasa y las autoridades mexicanas no se dan abasto para poder organizar el trabajo. El número de migrantes en estos refugios crece cada día con las deportaciones multitudinarias y el temor de que sean víctimas de la violencia va en aumento.
Por su parte Biden mantiene el discurso de apoyar a los migrantes que lleguen, pero las deportaciones va en aumento, del otro lado, el gobierno mexicano no sabe cómo afrontar la crisis que se viven en la frontera norte del país y esperan a que la administración de su vecino, relaje las medidas migratorias.
Fuentes:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56532318