En la búsqueda del regreso a la normalidad hay negocios, como los del entretenimiento, que no ven como suficiente tener un aforo limitado porque la afectación económica es demasiada.
Autoridades de la Ciudad de México anunciaron que la industria del entretenimiento podría reabrir a partir del 1° de marzo del 2021 con un aforo máximo del 20%. Estas medidas se tomaron después de la reducción del número de contagios de COVID-19 en el área metropolitana.

De igual forma las autoridades señalaron que en cine y teatros, la última función será la de las 20:00 horas, mientras que los museos deberán cerrar a las 19:00 horas. Todos los presentes deberán utilizar obligatoriamente el cubrebocas, además de contar con una ventilación adecuada y filtros de aire acondicionado.
La reapertura presentada por el gobierno capitalino no fue bien recibida por el sector teatral, mientras los productores aseguraron que una reapertura con el aforo máximo del 20% es un riesgo que no se debe correr. El productor Morris Gilbert expresó “el 20% del aforo no resulta rentable. Cuando la situación lo permita y nos autoricen más aforo, entonces volveremos”.
Si bien la noticia de abrir de nuevo las puertas de la industria del entretenimiento es un aliciente para comenzar de nuevo la activación económica de este sector, las condiciones planteadas por el gobierno capitalino no fueron las más adecuadas en un inicio.
La industria del entretenimiento requiere de mucho tiempo para poner en marcha un solo proyecto; publicidad, logística del evento, así como un organigrama muy extenso en el personal técnico y administrativo. Si sólo se contemplan estos factores, la apertura de muchos sitios con el 20% del aforo resulta imposible.

Las autoridades no logran visualizar que el teatro o el cine no sólo los hacen actores y directores, detrás de las puestas en escena hay técnicos, personal de limpieza y administrativo, gestores culturales, taquilleros o personal en atención al cliente. Cientos de personas que se dedican profesionalmente a este sector y su supervivencia dependen de una reapertura favorable en ganancias para la industria.
Si no se relajan las restricciones durante la reapertura, será imposible rescatar este sector económico; el riesgo del cierre se asoma a las puertas de una industria que ha tratado de sobrevivir a casi un año del inicio de la pandemia en el país.
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