La captura de Salvador Cienfuegos, alias “El Padrino”, viene a levantar muchas duda de hasta dónde se extiende la mano del narcotráfico en las instituciones mexicanas. La detención del hombre más poderoso del Ejército durante el sexenio de Enrique Peña Nieto es un hecho sin antecedentes en la historia de México.

Cienfuegos fue detenido por la DEA en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles el pasado 15 de octubre. El ex general es acusado de 4 cargos relacionados con el narcotráfico.
El que fue secretario de la Defensa Nacional, responsable del Ejército Mexicano y la Fuerza Aérea Mexicana, es acusado de abusar de su poder para ayudar al Cártel H-2 relacionado con los Beltrán Leyva.
Acerca del Cártel H-2 se sabe que tenía sede en Nayarit y Sinaloa durante el periodo de mando de Cienfuegos. Este cartel traficó heroína, cocaína, metanfetamina y marihuana a distintas ciudades de Estados Unidos.
Además de la distribución de drogas ilegales, el cártel H-2 traficó armas de fuego a México con prácticas violentas como asesinato, tortura, desaparición y secuestro para eliminar a los cárteles rivales y silenciar a quienes actuaran en su contra.

El cártel H-2 hizo tratos corruptos con varios altos funcionarios del gobierno de México, así lo dice una carta del Fiscal del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Ahí se detalla que por medio de sobornos a diversos mandatarios de México, el cártel H-2 aseguró el arresto y tortura de varios narcotraficantes rivales, además de estar informados de las investigaciones en su contra.
Las evidencias que se tienen en contra de Cienfuegos constan de mensajes interceptados de teléfonos Blackberry, en los que él y un alto líder del Cártel H-2 pactaron distintos modos de apoyo como ofrecer información de las investigaciones estadounidenses en curso y poner a disposición del H-2 los recursos del Ejército mexicano.

La persona con la que colaboró Salvador Cienfuegos fue Juan Francisco Patrón Sánchez, apodado como el “H-2”, quien fue la cabeza del cártel Beltrán-Layva tras la detención Héctor Beltrán Leyva en 2014. Patrón Sánchez fue abatido por la Marina en 2017.
Lo que más nos arde
La Fiscalía de Nueva York está llevando un maxiproceso en torno a la estrategia de seguridad seguida por los distintos gobiernos mexicanos, que se supone tenían como objetivo detener al narcotráfico. García Luna y Salvador Cienfuegos eran manos derechas de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, respectivamente.
Todas estas detenciones hacen dar cuenta que la supuesta “Guerra contra el narcotráfico” nunca existió, se trataba de una macabra red de corrupción y delincuencia que se extendía por alianza entre las instituciones de seguridad, gobierno y distintas cúpulas criminales.
Sin duda todo esto pone en jaque al Ejército y la policía de México, los cuales cada vez tienen más poder y atribuciones dentro del gobierno de López Obrador.
Si no empezamos a poner en duda la fiabilidad de las fuerzas armadas de México, no se podrá frenar la ola de violencia.
Fuentes: