Una de las características más alarmantes de la actual administración es la imposición de sus obras insignia, las que parece no hay fuerza o razón que las pueda parar. El Tren Maya, la Refinería Dos Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucía y la renovación de las cuatro secciones del Bosque de Chapultepec.
El megaproyecto del Complejo Cultural del Bosque de Chapultepec consistirá en distintas obras de rehabilitación y construcción en las 800 hectáreas que abarca el Bosque de Chapultepec.
Se planean abrir por lo menos una docena de recintos culturales como el Museo del Maíz, un Pabellón de Arte Contemporáneo y un cubo acústico. Además de la construcción de puentes peatonales flotantes para conectar las distintas secciones.

Como en los demás proyectos insignias de AMLO, tanto el plazo como el costo parecen totalmente desconectados con la realidad del país. Esta obra tendrá un costo de 10 mil millones de pesos y se prevé terminar en tan sólo 3 años.
Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la CDMX, dio por iniciada la obra del titánico proyecto. Dijo que no habrá ningún daño al bosque y que al contrario, todo es en pro de la mejora del mismo. Sin embargo, esta obra suscita una gran serie de problemas que abarcan cuestiones ecológicas, sociales y económicas.
A pesar de los dichos de Scheinbaum, el proyecto realmente nunca ha sido consultado con los ciudadanos, ni tampoco se han realizado estudios que puedan comprobar su viabilidad ecológica.
Según el Frente Ciudadano por la Defensa y Mejora del Bosque de Chapultepec, el proyecto fue aprobado por ser una orden directa del presidente, aunque viola la Ley Ambiental y de Protección a la Tierra del Distrito Federal.

En el aspecto cultural el proyecto parece más bien una forma de enaltecimiento a la 4T, que una obra que realmente se ocupe de brindar un impulso a la cultura de la ciudad.
El director de la obra no es ningún funcionario o especialista, sino el artista conceptual Gabriel Orozco. Ninguna otra persona podría ser más adecuada, Orozco es la figura del artista que sólo es comprendido por los más eruditos, un genio que logra dar significado a una caja de zapatos vacía en una sala de museo.

Chapultepec ya es una zona con grandes museos y parques, sin duda es un foco cultural de la ciudad, por lo que realmente no necesita 12 recintos más, en comparación muchas otras partes de la ciudad, sea Tlalpan, Iztapalapa o Cuajimalpa, que carecen de museos o foros de esa clase. Si se invirtiera esa clase de recursos para estos lugares estaríamos hablando de un verdadero proyecto de rehabilitación cultural.
La gentrificación es un fenómeno en el que zonas populares pasan a elevar sus costos de renta a través de la construcción de edificios comerciales y espacios artísticos, que las vuelven atractivas para las clases medias altas, pero desplazando así a las personas que vivían ahí debido a que no pueden costear los nuevos alquileres.

Un gran ejemplo de la gentrificación es la zona del Centro Histórico, que poco a poco se ha vuelto más comercial y turística, lo que ha desplazado a habitantes, locatarios y negocios de los barrios populares que transitaron la zona por muchas generaciones.
Lo mismo sucederá en Chapultepec, una zona ya de por sí costosa, cuyo estatus cosmopolita no ayudará al acceso a la cultura de los ciudadanos.
Solamente será una joya que adornará una gran ciudad, cuya periferia nunca recibe atención y en cuyo centro se concentra una gran parte de la riqueza económica del país.
Lo que más nos arde
La rehabilitación del Bosque de Chapultepec no es un proyecto cultural, ya que no hay una verdadera participación de los ciudadanos en su planeación.
Esta obra será sólo un reflejo de un gobierno que tiene todo el poder para imponer proyectos sin consultar a quienes realmente se ven implicados.
Lo que sí sería innovador sería descentralizar las obras públicas y buscar maneras en que la cultura se volviera autogestiva y respondiera a las necesidades de comunidades concretas.
Fuentes: