La pandemia Covid-19 ha sacudido los cimientos sociales, culturales, políticos y económicos del mundo. Desde hace mucho tiempo, en la historia no se había visto un evento que tuviera tal impacto sobre todas las naciones.
Según estimaciones de la OCDE, las afectaciones en los mercados laborales por la pandemia han sido 10 veces mayores que los de la crisis financiera de 2008.

Según la misma institución, el promedio de baja de empleo en el mundo será del 9.4% a final del año, pero podría llegar al 12.6% en el caso de que se presentara una segunda ola de rebrotes. En el caso de México, la institución apunta a que el desempleo subirá un 1.0% a final de año, o un 1.9% en caso de un segundo rebrote, lo cual coloca a México como uno de los países menos afectados.
Aunque estas cifras parecen alentadoras, la realidad es que el desempleo en México es algo complejo, ya que hay que tomar en cuenta que es un país con un alto grado de informalidad. Según el INEGI, en mayo de 2020 1.9 millones de personas se sumaron al sector informal, con lo cual 51.8% de la población ocupada pertenece a esta modalidad de trabajo.

A su vez la asociación Acción Ciudadana Frente a la Pobreza ha informado que la población económicamente activa (PEA) ha tenido una reducción 11.8 millones de personas en solo 2 meses, pasando a un total de de 45.5 millones de personas en el mes de mayo. Además la CEEF (Centro de Estudios para el Empleo Formal) estimó que en México se suman 1 millón de puestos de trabajo perdidos, aparte de los 500 mil que no se crearon.
Aunque la cifras de desempleo no indiquen una baja dramática, en la situación también influyen los recortes de salarios y horas de trabajo pactados por trabajadores y empresas durante la pandemia. Según la CEEF, los salarios en México han disminuido un 20% debido a recortes para mantener la liquidez en los negocios.
En otras cifras, el INEGI reportó que del total población buscando un empleo activamente, 11.3 millones dejaron de laborar debido a la suspensión temporal.

Todas estas cifras afectan a distintos sectores de la población. Las mujeres, quienes representan un tercio de la fuerza de trabajo, representan la mitad del total de personas desempleadas. La población jóven también padece ante esta situación, con una tasa de desempleo del 40.1%.
Quienes menos recursos sociales, económicos y culturales tienen, tendrán menos oportunidades de empleo debido a que no podrán competir en el mercado laboral, es así que la igualdad de oportunidades es una necesidad.
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