Si nos preguntábamos por qué México tiene el primer lugar mundial en adolescentes de menos 14 años embarazadas, el primero en feminicidios en América Latina o el quinto en casos de de VIH-Sida, la única respuesta correcta sería una: No tenemos educación sexual.
Los muchos intentos de incorporar la educación sexual a la educación pública han fracasado, pues México es un país plagado de gente ignorante, basado en creencias retrogradas y absurdas, y encima cobijado por una fe ciega en la Iglesia Católica. El resultado es que cuando se quieren instaurar avances importantes, como este tema, siempre sale un grupo a defender absurdos como el pecado, la «familia tradicional» y los famosos valores que, de ser reales, no permitirían que viviéramos en uno de los países más corruptos del planeta.
En enero de 2020 un diputado en el estado de Nuevo León propuso el famoso «pin parental», una iniciativa que pretende dar a los padres de familia la oportunidad de decidir si quieren o no que sus hijos estudien educación sexual en las escuelas.
Esto no es raro en un estado que es bien conocido por «mocho» y donde las iniciativas de avanzada, como en el caso del derecho al aborto o el matrimonio igualitario, han llevado largas batallas para lograr quedarse.
Si a esas vamos, más tarde los padres van a decidir si quieren que sus hijos se enteren del Big Bang, de la evolución de las especies o incluso que sepan o no sus derechos, según lo que convenga a su retorcida y muy retrograda moral.
Es una enorme vergüenza para México que aquí todavía se discutan este tipo de absurdos, algo que es un verdadero atentado contra niños y jóvenes que deberían conocer perfectamente temas como la anatomía genital, la diversidad sexual, los derechos reproductivos sólo porque es natural, normal y es lo correcto en pleno siglo XXI.
¿Cómo es posible que se pueda decidir si niños, niñas y jóvenes serán o no ignorantes, según convenga a los prejuicios y la ignorancia de sus propios padres?
Lo que más nos arde
No cabe duda que la ignorancia es el peor mal que padecen los mexicanos. No sólo no saben, además no les interesa saber y navegan con bandera de idiotas por el mundo, presumiendo de desconocer temas que hoy son de cultura general para el resto de la población del mundo.
No es casualidad que uno de los temas más controversiales de la actualidad en México sea el de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes a niños, especialmente en colegios religiosos que son elegidos por los padres para dar a sus hijos una educación moralina y sesgada. Y de eso aún ni siquiera se tienen cifras certeras.