Nada ha cambiado en México. Ni López Obrador, ni la Cuarta Transformación, ni la austeridad han hecho que las cosas sean distintas en este país donde la corrupción siempre ha sido ley.
Ya se veía venir toda la corrupción que iba a nacer de la crisis del Coronavirus. Como siempre el uso de recursos públicos sólo sirve para llenar los bolsillos de algunos, mientras la gran mayoría permanecen ignorados, marginados y recibiendo las migajas de todo lo robado.
Desde el mes de abril se dio a conocer el negocio que hizo León Bartlett, hijo del mismísimo Manuel Bartlett, con los respiradores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Resulta que vendió 2 mil 500 aparatos en 93 millones de pesos, pero además muchos le fueron devueltos porque no cumplían con los requerimientos necesarios.
Ya a fines de mayo se reveló una investigación sobre los famosos cubrebocas N95 que fueron comprados por el gobierno de la Ciudad de México en más de 25 millones de pesos. El asunto es que la empresa privada que hizo la venta se llama Partners&Perez y tiene su domicilio en un local de café en la colonia Doctores, nada correspondiente a una compañía que supuestamente le vendió más de 100 mil insumos al gobierno chilango.

Investigaciones han revelado que el mismo Partners&Perez ya ha vendido otras cosas distintas al gobierno de CDMX, entre ellas colchones y hasta servicios varios, sin embargo, no se observa una empresa como tal y tampoco hay un rostro que darle.
Lo que más nos arde
No tarda en salir a la luz el negocio multimillonario del Coronavirus que se está haciendo en México, entre insumos médicos, recursos para gobiernos y hospitales, despensas y toda clase de recursos que se han dilapidado en casi 3 meses de pandemia. Ojalá que no nos sorprendamos.