
Hay ironías que sólo son posibles en un país como México, donde se tira el dinero en campañas políticas y se niega para la salud de los que menos tienen.
En 2020, en plena crisis del Coronavirus, los mexicanos están viendo que la famosa Cuarta Transformación no es otra cosa que una repetición de patrones, las mismas actitudes políticas que no varían según el partido político o el personaje que esté al frente.
En los últimos días del mes de mayo de 2020 decenas de padres de niños con cáncer tuvieron que hacer una huelga de hambre en la Secretaría de Salud, en la Ciudad de México, debido a que sus hijos dejaron de recibir sus tratamientos en los hospitales del Gobierno Federal.
La desesperación de los padres al ver que sus hijos no están recibiendo los medicamentos oncológicos fue tal que no les importó el riesgo de contraer Coronavirus por estar en la calle, todo con tal de exigir a las autoridades una solución inmediata a algo que podría poner en riesgo la vida de los menores.
Lo que más nos arde
Esta situación parece una especie de chiste macabro, mientras los medios asustan a la población con el tema de la pandemia, los ciudadanos tienen una ilusa esperanza en que el gobierno les dé una vacuna que sirva y ese mismo gobierno se burla, roba todo el dinero que puede y predica austeridad en los sectores que más necesitarían presupuesto.
Nadie debería olvidar que ya en 2017 el gobierno de Javier Duarte, en el estado de Veracruz, decidió «ahorrar» dinero en quimioterapias y le dio agua a los niños, en lugar de medicamentos oncológicos reales.