
Parece que el gobierno mexicano hace todo lo que puede para poner a sus ciudadanos en una situación de extrema pobreza, hambre y desesperación.
Ante la crisis del Coronavirus muchos mercados públicos del país fueron cerrados de manera total o parcial, supuestamente para evitar aglomeraciones y contagios.
El problema es que buena parte de la población se abastece de alimentos en este tipo de lugares y millones de personas viven de esos negocios, ya sea de manera directa o indirecta.
Hace mucho tiempo que el campo en México es hogar de personas pobres y en la miseria, pues la producción de legumbres, verduras y frutas está acaparada, los precios controlados por un mercado extraño y ser campesino ya no da para vivir.
Con la famosa cuarentena y el cierre de mercados, incluso de la Central de Abastos de la Ciudad de México, los problemas en el campo se agravaron, pues ya no hubo quién comprara para vender, las cosechas comenzaron a descomponerse en los camiones y la escasez de alimentos en las ciudades elevó los precios.
Claro que mientras los negocios pequeños, locales que mantenían familias, fueron cerrados o limitados por disposición oficial, las grandes cadenas de supermercados permanecieron abiertas, como si el campesino y el pequeño comerciante no importaran frente a la figura del empresario de multinacional.
Se calcula que poco más de 5 millones de personas en México se dedican al trabajo agrícola, una cifra que se ha ido reduciendo con los años debido a las dificultades de dedicarse al campo en este país y la poca rentabilidad que representa.
En las últimas tres décadas la mayor parte de los campesinos emigraron a las grandes ciudades e incluso a países como Estados Unidos donde el mismo trabajo es mucho mejor pagado que aquí.
Mientras tanto las multinacionales han ido tomando el control del campo, acaparando producción, distribución y precios a su conveniencia, e incluso introduciendo alimentos modificados genéticamente que ponen en riesgo la salud de los consumidores.
Lo que más nos arde
Terminado el confinamiento por el Coronavirus será factible observar el enorme daño que se hizo a la población más vulnerable, pequeños empresarios, comerciantes y jornaleros que con esta situación perdieron su forma de sustento, aunque para ellos el gobierno nunca hizo un plan de rescate ni de apoyo.