En plena epidemia de Coronavirus el gobierno mexicano tomó una de las peores decisiones del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Así, sin más, en plena contingencia sanitaria y viendo el inicio de una enorme crisis económica mundial, con todos los negocios paralizados y más de 250 mil empleos en el hoyo, el presidente pidió a los mexicanos ponerse la camiseta y pagar sus impuestos a tiempo.
No hubo chance ni tregua para los contribuyentes que en abril de 2020 debían presentan su declaración anual y pagar los impuestos correspondientes, aún a pesar de que la mayoría no tuvo los recursos para hacerlo luego de más de un mes de cuarentena en la que los negocios de todo el país estuvieron cerrados.
Interesante fue el caso de empresarios en el estado de Tamaulipas, quienes se agruparon y llamaron a todo el gremio de esa entidad a no pagarle un peso de impuestos al Gobierno Federal, luego de la poca solidaridad que mostró ante el asunto del Coronavirus y toda la quiebra económica que les significó tener que parar sus negocios por la contingencia.
Según cálculos del Banco Mundial, la corrupción cuesta a México 9% del Producto Interno Bruto (PIB), y aún con eso los gobernantes exigen, de manera cínica, que los mexicanos paguen sus impuestos. Todo sea con tal de seguir robando.
Lo que más nos arde
Sea como sea, con esta crisis económica seguramente la evasión fiscal estará por los cielos, pues aunque muchos quisieran pagar sus impuestos no tienen la liquidez suficiente para hacerlo y lo más probable es que cierren sus negocios con tal de no tener problemas.