Cada año el crimen en México va de mal en peor, como si no existiera la ley o las autoridades fueran invisibles, los grupos de delincuentes cada vez tienen más control e imponen sus formas de operación a los ciudadanos.
En promedio cada día se roban 230 autos en todo el territorio nacional, de los cuales se recupera menos del 40% según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
Y sí, aunque suene difícil de creer para los chilangos, la Ciudad de México no supera la media de los robos, mientras entidades como Michoacán, Tamaulipas, Tlaxcala, Guanajuato, Guerrero y Puebla sí tienen una cifra alta de robos de auto que va por encima de la media nacional.
Entre los vehículos más buscados por los criminales están las camionetas de cargo, los tipo sedán, las motonetas y los de carga pesada como tráileres y tractocamiones que son perseguidos por el valor de su mercancía.
El asunto aquí es que la libertad con la que opera la delincuencia en México permite que los criminales hagan negocios millonarios quitando lo suyo a la gente honesta. Mientras tanto las autoridades se llenan la boca con cifras rimbombantes, que nunca se traducen en cambios, mayor seguridad o en penas más severas para los grupos delincuenciales.
Mientras la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) afirma que en 126 países del mundo la incidencia de robos de autos ha disminuido drásticamente en los últimos 5 años, México es el único país donde la cifra sigue aumentando sin control.
Lo que más nos arde
Mientras no exista un sistema de justicia funcional, severo y honesto, los delincuentes seguirán haciendo lo que quieran con el país y con los bienes de los mexicanos. No hay nada ni nadie que pueda detenerlos porque tienen en una especie de secuestro perpetuo a México.