Es triste y vergonzoso decirlo, pero los mexicanos no sabemos seguir las reglas, no respetamos, no somos honestos y hacemos trampa cada que podemos nada más por no dejar.
Resulta ser que estaba yo formada en la fila del Acuario de Nueva York, el más antiguo de Estados Unidos y cuya importancia viene de los centros de investigación en vida marina que conserva. Cabe decir que era invierno y además llovía, así que realmente no había nadie, sólo una mujer delante de mí y otra con dos niñas atrás de mí.
Me percaté de que la mujer de atrás era mexicana por su acento en español, pero más todavía me dejó saberlo porque, sin más ni más, estando sólo 3 personas en la fila, literalmente me saltó para pasar a comprar los boletos primero que yo.
Ella no ganó nada, yo perdí 2 segundos más de mi vida pasando después y lo único que resultó fue toparme la vergüenza de que los mexicanos nos damos a conocer en el extranjero por tramposos, mentirosos y rateros.
¿Es tan difícil seguir una regla implícita de que una fila existe para seguir un orden? Parece ser que a los mexicanos les resulta muy complicado entender eso; a diferencia de lo que sucede en México, donde incluso es trabajo de los policías vigilar que la gente no se meta en las filas de bancos y tiendas, en otros países como Estados Unidos ni siquiera se vigila eso, la población está en el entendido de que hay que respetar a quien llegó primero y nadie duda de que así se hará.
Lo mismo pasa con las tiendas, no es que no existan los robos de ese lado de la frontera porque sí los hay, pero en la mayoría de los lugares no se hace mucho por vigilar que la gente sustraiga cosas sin pagar, pues hay un acuerdo no escrito de que eso no se hace y punto.
Los mexicanos somos como hombres de las cavernas, estamos tan atrasados que en cada lugar donde existe población de este país ya se nos etiqueta como los que seguramente harán algo ilegal.
Lo que más nos avergüenza
Lo peor del caso es que, como ciudadanos, los mexicanos somos los primeros en quejarnos de la corrupción en nuestro gobierno. ¿Cómo queremos que los funcionarios públicos sigan las reglas, si nosotros no hacemos cosas tan simples como seguir el orden de una fila, pagar los precios correctos o esperar a que abra la puerta del Metro para salir?