Llega una época del año en que la televisión, la radio y el internet se llenan de campañas «pro discapacidad», con slogans que buscan conmovernos para que demos dinero a ciertos grupos o asociaciones que supuestamente ayudan a las personas en esa condición.
El tema aquí es que, por principio, estas campañas no tendrían por qué existir, pues en México se pagan impuestos suficientes y hay instituciones de salud dedicadas a investigar, atender y rehabilitar la discapacidad. Sin embargo, ese dinero no llega o «no alcanza» porque hay una larga cadena de corrupción antes.
Por otro lado organismos como el famoso Teletón, propiedad de Televisa, ni ayudan, ni incluyen, ni nada, únicamente utilizan la buena voluntad de los mexicanos para evadir impuestos y hacer mucho dinero en patrocinios, comerciales y demás.
¿O apoco crees que todo el dinero del Teletón es para ayudar a los niños?
Si Televisa quisiera ayudar a los niños con discapacidad o con cáncer, podría hacerlo perfectamente porque genera millones de pesos en ganancias a cada minuto y realmente no le hace falta dinero.
El asunto es que en México la discapacidad no es vista como un área que todos tendríamos que asumir e integrar como a un sector más de la población con necesidades específicas. Más bien es un saco de limosnas, el espacio donde millones de mexicanos tiran su lástima, se sienten «buenas personas» y se regocijan en su privilegio.