La violencia, el crimen organizado y el narcotráfico no son hechos aislados o lejanos a la sociedad mexicana, por el contrario son resultado de la falta de integración de las clases populares, de las brechas económicas y especialmente de la falta de educación que priva en los hogares de este país.

En el mes de octubre de 2019 un hecho muy lamentable sucedió en calles de Morelia, Michoacán.

Resulta que un adulto mayor, cuya ocupación es vender comida en calles del Centro Histórico, fue agredido por un grupo de jóvenes que casi lo dejaron ciego solamente porque no tenía papas fritas para venderles.

El señor Manuel fue literalmente atacado a golpes, al tiempo que otra persona trató de defenderlo y también fue agredido por estos delincuentes.

En redes sociales se viralizó la historia de este hombre y muchos pidieron datos de los responsables, con tal de darles una lección por lo que hicieron. Ahí mismo se reveló que probablemente pertenecían a una casa del estudiante muy cercana a la zona.

El tema aquí es qué está pasando para qué jóvenes estudiantes tengan la capacidad de convertirse en auténticos delincuentes de un día para otro. Quién los educa, cómo los están educando, qué clase de valores tienen y de dónde salen este tipo de personas capaces de dañar a cualquiera para entretenerse un rato.

No es difícil imaginar que el futuro de estos sujetos es unirse a las filas del crimen organizado, asaltar, matar, violar y cualquier cosa de la que ya son capaces después de haber agredido a un anciano que sólo estaba ganándose la vida.

Lo que más nos arde

Dónde están los padres de estos jóvenes y en qué círculo de violencia crecieron como para permitirse este tipo de actos a tan corta edad.

La otra parte es que la sociedad mexicana de la actualidad ya no espera a la justicia de la ley y ha aprendido a hacerse justicia por mano propia, así que no tardaremos en saber quiénes son estos sujetos, a los que probablemente les espera un buen escarmiento ciudadano por lo que hicieron.

@elardidisimo