Los mexicanos no son conocidos en el resto del mundo por ser los más honestos, más bien se caracterizan por ser corruptos, mentirosos y un poco aprovechados.
El Maratón de la Ciudad de México es el reflejo perfecto de cómo es la mayoría de los mexicanos; cada año más de 5 mil personas hacen trampa, cortan camino, se suben al transporte público y hacen de todo para no correr los 42 kilómetros y llegar más rápido a la meta.
Si de 30 mil personas, 5 mil hacen trampa, la cifra es muy alta y nos habla de que culturalmente no somos los más éticos. Gracias a esta cifra el diario The Economist ya clasificó a este gran evento como el maratón donde más personas son expulsadas a nivel mundial.
¿A quién quieren engañar?, ¿a sus abuelitas?, ¿a sus novias del “feis”?
Correr, como cualquier otro deporte, requiere preparación previa, mucho entrenamiento y especialmente voluntad para asumir que cuesta, duele y es muy agotador. Y observando ese panorama, es lógico que los mexicanos en general no sean grandes deportistas, pues en nuestra cultura no está arraigado el esfuerzo y mucho menos se conoce la disciplina.
Ya en 2018 los organizadores del maratón de CDMX prometieron expulsar de manera definitiva a quienes habían hecho trampa, evitando con eso que volvieran a inscribirse, aunque al final la medida no se llevó a cabo porque, en palabras de los organizadores, querían darle una oportunidad de redimirse a todos esos “corredores de mentiras”.
El Maratón de la CDMX es un evento importante para todo el país, nos representa a nivel mundial y habla en nombre de todos los mexicanos. Por eso tendría que convertirse en un asunto mucho más serio, destinado a quienes sí tienen una práctica deportiva real y dejando de lado a los que tienen más interés en sacarse la foto, ya que por eso la ciudad promueve cientos de carreras fake para vender playeras, sacar muchas selfies y hacer tiempos vergonzosos que a nadie le importan.