Tu tío, tu primo, tu mamá, tu vecino, tu compañero de escuela, la señora de la tienda, el hijo de tu amigo, seguro conoces a más de una persona que hoy día tiene cáncer y forma parte de una especie de epidemia que está atacando a los mexicanos sin piedad.
¿Sabías que sólo por ser latino tienes 60% más de probabilidades de padecer un cáncer, en comparación con personas de otros continentes?
Pobreza, falta de atención a la salud, pésima alimentación, condiciones ambientales de muerte, experimentación médica, hay muchas causas atribuibles al aumento excesivo en México y del cual se esperan 88% más casos en los siguientes 20 años.
Y de la sobrevivencia ni hablar, siendo europeo tendrías 50% más de probabilidades de curarte de una enfermedad así, que viviendo en México donde la mayoría de la población no tiene acceso a tratamientos avanzados porque se dan en medicina privada.
Claro que los hábitos de los mexicanos tampoco ayudan mucho. Obesidad, alimentación tercermundista, tabaquismo, sedentarismo y falta de prevención hacen un caldo de cultivo perfecto para que el cáncer se manifieste y crezca en prácticamente todos los sectores de la población.
Incluso los más jóvenes ya vienen predispuestos genéticamente para padecer algún cáncer a lo largo de su vida, una incidencia devastadora y que debería servirnos para empezar a cambiar de hábitos antes de que sea demasiado tarde.
Sólo en el país se detectan más de 5 mil casos nuevos de cáncer infantil al año y a diario mueren 6 niños por la misma razón.
Lo que más nos preocupa
Y ya para rematar con este feo panorama, si no cuentas con seguridad social o un seguro de gastos médicos privado, el costo de un cáncer en etapa temprana es de $350 mil pesos y de ahí se eleva según la complejidad, el tiempo que tardaron en detectarlo y cómo respondas al tratamiento.
Por supuesto que nadie quiere tener cáncer, el asunto es cuestionar qué estamos haciendo mal para tener cada vez más incidencia de esta enfermedad y para heredarla de manera tan drástica a las nuevas generaciones.