¿Cómo otorgar salud, bienestar, servicios, educación, vivienda digna y oportunidades de desarrollo a la mitad de un país que está en condiciones de pobreza?
El 43% de la población en México, poco más de 55 millones de personas, sobrevive en algún nivel de pobreza porque no tiene un salario que alcance para la canasta básica, carece de seguridad social, habita en un sitio sin servicios básicos y su acceso a educación es bastante limitado.
Casi la mitad de los mexicanos son pobres, ¿cómo les damos de comer? Es la premisa que enfrenta el gobierno cada sexenio, sin importar el partido en turno, pues se trata de un problema de estancamiento social, población que no tiene la más mínima posibilidad de generarse un futuro más próspero y depende en su totalidad de los programas de asistencia.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció a su llegada que daría becas a millones de jóvenes para que siguieran estudiando. El problema que ahora se avecina es que no hay recurso que alcance para darles a todos, pensando que la mayoría de quienes solicitarán el apoyo realmente no tienen más oportunidad que esa.
Delincuencia, abandono, baja esperanza de vida y mucha violencia, en los círculos de pobreza esto es lo que se vive a diario y el futuro que espera a quienes ahí nacen; solamente 3 de cada 10 personas en esta situación logrará superarla para alcanzar un mejor nivel de vida.
Aquí cabe aclarar que una cosa es la pésima repartición de la riqueza en el país, que da mucho a unos cuantos y casi nada a la mayoría, y otra cosa es que desde tiempos ancestrales los mexicanos se criaron con la bandera de la miseria.
Aquí también se cree que ser pobre da puntos extras para llegar al cielo y encima es obligación del gobierno dar subsidios a la población “vulnerable”, mismos que se pagan con los impuestos de quienes terminaron una carrera universitaria y salen a trabajar a diario para poder vivir mejor.