De niños es muy común decir que queremos ser presidentes, de adultos, quizá por la importancia que le damos a este puesto cuando somos infantes; pero al crecer nuestra percepción cambia, mientras más tiempo pasa, más conscientes somos del desprestigio, que al menos en México, persigue al título de Presidente de México.
Al menos tres de nuestros ex presidentes pasaron a los anales de la historia, y no por su desempeño, sino por su mal actuar, en el cargo de máxima autoridad de la nación.
Carlos Salinas de Gortari
Quizá uno de los más sonados y que, incluso fue parodiado por un programa de comedia, es Salinas de Gortari; ya que desde que puso un pie en los pinos lo perseguía la polémica, curiosamente durante la jornada electoral, el sistema de cuento de votos se cayó, y tras su recuperación arrojó que Gortari era el ganador de las elecciones presidenciales.
Desde que asumió el cargo, adoptó agresivas políticas neoliberales, vendió a precios de remate empresas que eran administradas por el gobierno, «como Telmex» con esto la infraestructura de comunicaciones de la nación pasó a ser propiedad de Carlos Slim.
Tras dejar la presidencia, México enfrentó una crisis económica sin precedentes que fue llamada “El error de diciembre”.
Vicente Fox
Vicente Fox era visto como un potencial cambio en el país, era el primer presidente no priista después de 70 años. Poco duró el encanto de creer que con Fox las cosas cambiarían, el antes empresario, dejó a la nación con una deuda de 223 mil 239 millones de pesos, su proyecto para la construcción de un nuevo aeropuerto nunca se convirtió en una realidad y las diferencias sociales continuaron siendo un tópico frecuente en México.
Los empleos prometidos nunca llegaron, la economía informal creció, y con ello la evasión fiscal.
Felipe Calderón
El sucesor de Fox prometió acabar con la delincuencia organizada, específicamente con el narcotráfico, y para lograrlo estaba dispuesto a hacer uso de las fuerzas armadas, para poner orden.
La llamada guerra contra el narco tuvo resultados dimensionalmente diferentes a los esperados, las cifras de muertos se elevaron a niveles de escándalo, registrándose 27 mil 199 homicidios dolosos en 2011.
El costo para la nación, en términos monetarios, también fue elevado, se destinaron 210.9 mil millones de pesos en 2010 para la guerra contra el narco, lo que representó un 1.53 por ciento del producto interno bruto.
LO QUE MÁS ENCHILA
Las cifras de homicidios no han registrado disminuciones considerables, hoy en día, la deuda pública crece con cada sexenio, sin mostrar señales de detenerse.
Los que pagamos las consecuencias, para no variar, somos todos los mexicanos, los que no tenemos una pensión de 205 mil pesos al mes, como lo tiene el ex presidente Felipe Calderón; los que tenemos que lidiar con las consecuencias de malos manejos y de malos gobiernos.